La cuarentena ayuda a las familias a detectar si sus hijos sufren acoso escolar
El Economista.- Durante este tiempo de retiro hogareño obligado por el coronavirus, muchas personas lo están pasando mal por no poder salir a la calle. Curiosamente, en el caso de algunos niños y niñas sucede lo contrario.
El confinamiento está siendo para ellos como un breve descanso que los mantiene a salvo y alejados de sus agresores, un respiro del maltrato y la humillación que sufren a diario en el colegio. Y es que, estos días, para estos niños y jóvenes son como unas vacaciones de verano, ya que se sienten seguros porque están en casa, lejos del colegio. Sin embargo, muchos de ellos puede que sigan en contacto con sus agresores debido a las redes sociales.
Un nuevo tratamiento transformador con el método Qilimbic
Para combatir esta lacra social, la emprendedora Ester López, víctima de Bullying en su infancia y adolescencia, y creadora de Stop Bullying, un sistema propio de apoyo, intervención y tratamiento del problema de los menores para que aquellas familias que están en este proceso puedan acabar con este problema de manera eficaz. Igualmente, aprovechando estos días de cuarentena por el coronavirus, ofrece atención especializada hacia los menores que sufren o han sufrido acoso escolar.
El método Qilimbic, que se realiza totalmente online a través de videollamada, permite poder trabajar con familias de todo el planeta. Ahora, en estos días que las familias tienen la oportunidad de conectar más con los hijos, Ester, además les facilita, a través de su web y en sus redes sociales, algunos tips que les pueden ayudar a detectar si sus hijos sufren este tipo de acoso y trabajar más su recuperación emocional.
Y es que, tal y como explica Ester López, «en la mayoría de los casos, las víctimas han permanecido el tiempo suficiente en esa situación como para haber desarrollado un estrés postraumático y por tanto ahora están en sus casas viviendo y lidiando con las secuelas que ello conlleva. Secuelas como terrores nocturnos, ansiedad, depresión, cambios bruscos de humor, trastornos alimentarios entre otros, son los que pueden estar viendo los padres».
En muchas ocasiones, los padres ya conocen el problema y han intentado ponerle fin en el colegio y también dando apoyo psicológico a su hijo para superar el trauma. En otros casos, los padres ni siquiera saben a qué se deben estas secuelas o episodios. Puede que hace tiempo que las estén viendo o puede que ahora gracias a la cercanía y la convivencia familiar que el confinamiento les obliga a tener, lo estén detectando ahora, porque no habían reparado en estos detalles. Sea como fuere, lo normal es que los padres se encuentren desbordados, ya no solo tienen que lidiar con el teletrabajo, los ERTES y el estrés que toda esta situación está generando, sino que además se encuentran con un escenario al que nunca se habían enfrentado.
Hay muchos niños que acuden al psicólogo durante mucho tiempo y consiguen avances, pero no los suficientes como para dejar atrás esas experiencias sin que les condicione su vida. Y gracias al uso de todas estas técnicas y con los protocolos adecuados se trabaja y se acelera el resultado de forma sorprendentemente rápido, trabajando tanto el trauma en sí como la autoestima para eliminar de raíz el problema. «Un aspecto que señalar de este enfoque del proyecto es que sería importante poderlo trasladar a la parte que ejerce este acoso y que puedan ser ayudados. Cuando alguien está en posición de agresor o victimario está sufriendo algún problema y la forma de proyectarlo al mundo es agrediendo psicológica o físicamente. Si el agresor es neutralizado y la víctima deja de estar victimizada habremos acabado con el problema», añade López.
Por todo ello, el trabajo de Ester López sirve para ayudar al bienestar, felicidad e integridad tanto de la víctima de Bullying como del agresor.